miércoles, 17 de junio de 2015

Disfrutar de la naturaleza con veneración

               Algo quisiera de mis compatriotas, y es que tuvieran un mayor respeto por la naturaleza. ¿Por qué no permitir a nuestros sentidos un disfrute de lo que ella tiene para ofrecernos? Sobre el suelo, la riqueza de las formas y colores, de los verdes y ocres; arriba, el azul, gris y blanco del cielo. El sonido del viento entre las ramas, del agua entre las piedras, el canto de los pájaros. ¿Cómo es que no nos permitimos recrearnos en lo que la tierra nos brinda? 

          Comenzando por la vida cotidiana. Uno va a parques, montes y ríos, y encuentra restos de plástico, papel y poliestireno desacrando el paisaje. En muchos jardines, privados y aún públicos, se pintan las piedras, de blanco e incluso de otros colores. El estruendo de las radios y la música grabada destruyen la posibilidad de escuchar las armonías del entorno.  

         
  Hay pueblos del mundo donde esto no ocurriría. La naturaleza es para ellos sagrada. No quiere decir que no puedan tener contacto con ella; sino que se complacen en ella con veneración. El placer y el respeto van juntos. Gozan de los sitios, de su paz, de su belleza, y cuando se van, se preocupan de dejarlo todo limpio, como intacto, como si nadie hubiera estado allí.
¿Cómo es que no podemos ser como ellos? ¿Vamos a expresar nuestra singularidad convirtiendo en un desastre invivible nuestro rincón del planeta? ¿Por qué no podemos, por el contrario, ser conocidos como un pueblo que ama, disfruta y venera la naturaleza?

1 comentario :

performace dijo...

Creo que la palabra veneración, va de la mano con el respeto, responsabilidad y admiración a nuestra madre tierra. A ese gran espiritu viviente que nos cubre y definitivamente nos sobrepasa. Agradable e insistente recomendación.