lunes, 14 de noviembre de 2011

Alientos, de Birago Diop

Cali, 14 de noviembre de 2011

Ayer supe, al comenzar la tarde, que habría un recital de poesía africana a las 5 pm. Me vino el recuerdo de un poema impresionante, que había oído hace años, en Bogotá, de labios de una francesa, en la Alianza. Lo dijo en su lengua. Tengo la imagen de su cuerpo diminuto, en una malla negra, yendo y viniendo entre el público, marcando el ritmo con su voz y sus pasos por el corredor central. He olvidado cómo harían la traducción al español.
Busqué el poema en la red, pensando que quizá podría hacer que fuera leído ante el público. Lo encontré en ambas lenguas. Una bella página francesa (http://neveu01.chez-alice.fr/birasouf.htm) incluye una grabación en ese idioma, musicalizaciones, y también una versión en español. Pero ésta no me satisfizo. Destruía el ritmo: eso en un poema —y más si es africano— es gravísimo. Me puse a la labor y lo traduje. Tuve respeto por el uso que el poeta hace de las mayúsculas. Mi lectura me hizo apartarme del diccionario en un par de palabras. En otras versiones, por ejemplo, el título suele ser Soplos.
Llegué a tiempo a Proartes; cuando el recital comenzó, se nos dijo de entrada que se trataba de poesía oral africana, y que los poemas escritos —que los había grandes— se quedarían por fuera. No era del caso buscarle entonces espacio allí a Diop. Le regalé el impreso a una amiga. Y resolví poner el texto aquí.
Hay un valioso comentario del poema y de su significado para el continente africano, por Nimrod Bena Djangrang, en El Correo de la Unesco de marzo de 1998.

http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001111/111114so.pdf

Alientos
A Charles Cassagne
Birago Diop

Oye más a menudo
Las Cosas que los Seres
La Voz del Fuego se oye,
Oye la voz del Agua.
Escucha los sollozos del Arbusto en el Viento:
Es Aliento de ancestros.

Los que han muerto no se han marchado nunca.
Están en Sombras que se aclaran
En las sombras que se condensan
Los Muertos no están bajo la Tierra:
Están en el árbol que tiembla,
Están en el leño que gime,
Están en el Agua que corre,
Están en el Agua que duerme,
Están en la Casa, en la Muchedumbre:
Los Muertos no están muertos.

Oye más a menudo
Las Cosas que los Seres
La Voz del Fuego se oye,
Oye la voz del Agua.
Escucha los sollozos
del Arbusto en el Viento:
Es Aliento de Ancestros muertos,
Que no se han ido nunca,
Que no están bajo Tierra,
Que no están muertos.

Los que han muerto no se han marchado nunca:
Están en los Pechos de Ellas,
Están en la queja del Niño,
Y están en tizones prendiéndose.
Los muertos no están bajo tierra:
Están en el fuego que acaba,
Están en las hierbas que lloran,
Están en las Rocas que gimen,
Están en la Selva, están en la Morada.
Los Muertos no están muertos.
Oye más a menudo
Las Cosas que los Seres
La Voz del Fuego se oye,
Oye la voz del Agua.
Escucha los sollozos
Del Arbusto en el Viento:
Es Aliento de ancestros.

Dice de nuevo el Pacto cada día,
El gran Pacto que liga,
Que a la Ley liga nuestra Suerte,
A los actos del más fuerte Aliento,
La Suerte de nuestros Muertos que no han muerto,
El duro Pacto que nos liga a la Vida.
La dura Ley que nos liga a los Actos
De los Alientos que se mueren
En los lechos y en las Riberas,
De los Alientos que se mueven
En las Rocas que gimen y la Hierba que llora.
Alientos que se quedan
En la Sombra que se aclara y se condensa,
En el Árbol que tiembla, en el Leño que gime
Y en el Agua que corre y en el Agua que duerme,
Los más fuertes Alientos que han tomado
El Aliento de Muertos que no han muerto,
Muertos que nunca se han marchado,
Muertos que ya no están bajo la Tierra.

Oye más a menudo
Las Cosas que los Seres
La Voz del Fuego se oye,
Oye la Voz del Agua.
Escucha los sollozos
del Arbusto en el Viento:
Es Aliento de ancestros.